Daniel tiene treinta años, un trabajo que le encanta, un elegante piso en Barcelona y una preciosa novia embarazada de su primera hija. Y también un cáncer de páncreas terminal, que hace que le queden tan solo unos meses de vida. Consciente de las pocas posibilidades que tiene de llegar a conocer a su hija, Daniel comienza a escribir un diario en el que le habla de todo aquello que no podrá contarle en persona. Del amor y la amistad. Del dinero y la familia. De cómo sacar fuerzas de donde no las hay para seguir peleando contra el tiempo, aunque sea una batalla perdida. Daniel sueña con poder besar a Alba al menos una vez antes de marcharse, pero el destino parece estar poniéndole a prueba continuamente. El miedo, la nostalgia y a veces también el humor, se deslizan entre las palabras que Daniel escribe en sus últimas semanas, para que unos años después, en un espacio-tiempo donde él tan solo sea un recuerdo, Alba las pueda leer y conocerle mucho mejor. Una historia sobre la vida a través de los ojos de alguien que está a punto de perderla.