Los aforismos de Stefan Zweig recogen la íntima y particular visión de un declarado antibelicista y, sobre todo, de un escritor enamorado de la literatura. Zweig no es solo uno de los más brillantes representantes de las letras europeas de principios del siglo xx, sino un hombre profundamente culto que, además de escribir, leyó miles de volúmenes sobre historia, poesía, teatro, relatos y novelas. Sus aforismos reúnen ese intenso amor por los libros y sus autores. Además, Zweig fue, por su ascendencia judía y su propia historia personal, un exiliado que vivió la persecución, la censura y la diáspora por su oposición al nazismo. Nada mejor que sus aforismos, atemporales, sabios, inspiradores, sobre la paz, la cultura, la incomprensión o la cerrazón de ciertas ideologías de Europa, para explicar y hacernos entender muchas de las grandes contradicciones de nuestros días.