La columna vertebral del libro es el perdón. No es un libro de autoayuda, es mucho más. El filósofo Javier Barraca, en un texto entre la literatura (esbozos de varias novelas), la filosofía del comportamiento, la psicología y la antropología, nos regala su experiencia. Su sinceridad ("un texto tan radicalmente íntimo y personal" del que nos pide que no sea "violado" al no leerlo con "la ternura o el tacto requeridos") y su calidad literaria estremecen. Vacía en el libro algunos aspectos profundos de su vida y nos ofrece su ayuda para aceptar el perdón y para perdonar, para seguir amando. "El perdón siempre es amor. Y no amamos los hechos o acciones en sí, sino a las personas (...)". Con este deseo positivo nos relata algunas "heridas" que él ha producido y otras "heridas" que ha sufrido: "Como se ve, tampoco yo estoy libre de cicatrices sobre las que verter el bálsamo, presuntamente tan curativo, del perdón (.)". Confiesa que a quien más le ha costado perdonar es a Dios...