En este recorrido vamos a pintar placenteramente y con pinceladas cortas el escenario cántabro, o sea La Montaña, pues es así como estos naturales norteños llaman a sus tierras, cimas y onduladas praderías. Escenario salpicado de pueblecitos donde no faltan las quesadas, los bocartes o las manchas boscosas;los ríos y arroyuelos, las omnipresentes y pacíficas vacas que todo lo abarcan. Cantabria es puro accidente, un continuo sube y baja sólo apaciguado por algunas playas amplias y marismas. Los contrastes paisajísticos son acusados: la gran belleza escénica de los Picos de Europa y la Liébana se complementa con la placidez de los paisajes pasiegos. Los valles de Cabuérniga, la Cantabria escondida, tiene su contrapeso en la más abierta de la costa con sus playas, sus villas marineras y con Santander, una de las ciudades más agradables de nuestro país gracias sobre todo a sus restaurantes, a su paseo marítimo y al complejo de La Magdalena. Cantabria tiene numerosas cuevas que son Patrimonio de la Humanidad por su arte prehistórico o por su importancia geológica (El Soplao), o por su belleza natural como las de Ramales y la zona del Asónà y monumentos los hay por todo: desde las colegiatas hasta las iglesias rupestres, desde Santillana del Mar, considerado el pueblo más bonito de España, hasta el modernismo de Comillasà