Yara siempre ha tenido dos sueños: aprender a tocar el piano y visitar la catedral de Notre Dame en París. Ella nunca se ha enamorado, no sabe lo que se siente al tener delante al amor de su vida. Siempre ha salido adelante con muy poco y sin la ayuda de nadie, pero pronto descubrirá que la vida da mil vueltas, que las pérdidas son horribles y que siempre habrá alguien que acabe con el concepto amor eterno.