No es extraño encontrar en la corta vida de este alpinista, fotógrafo y viajero suizo, los elementos románticos que abrazó en vida Annemarie Schwarzenbach. Tempranamente desaparecido tras el descenso al Khan Tengri, en la cordillera Tian Shan de Asia Central, la personalidad de Saladin y su pasión por las montañas atrajo como un imán a la escritora suiza. El tesón para sobrevivir con los más variopintos trabajos, la pasión por el nomadismo, la afición al riesgo de la alta montaña y un sentido inusual de la belleza, que se plasmó en sus fotos, conformaron este alter ego deslumbrante. Schwarzenbach viajó a Rusia para investigar su vida, hablar con sus compañeros de expedición y consultar sus trabajos fotográficos. Dos años después de la muerte de este atractivo personaje ya había reunido los datos de su azarosa vida en esta biografía a la que la escritora da volumen con hermosas descripciones de las costumbres y los paisajes de Asia Central que conocía tan bien.