Entre el río Sar y su afluente el Sarela, Compostela, esculpida toda en granito, es una gran girola por la que cada año pasan miles y miles de visitantes. Centro de una verdosa comarca camino de las Rías Bajas y de Finisterre, prolijo sería dar cuenta del manto cultural que cubre desde hace mil años la ciudad jacobea, la más europea de las urbes antes de que Europa existiera. Todo comenzó con el descubrimiento del cuerpo del Apóstol y la paulatina conversión de Compostela en un impresionante centro de peregrinaje. La síntesis de todo ello es que vamos a disfrutar de algunos de los monumentos estelares de la Humanidad, como la plaza del Obradoiro, plaza de plazas, presidida por el Pórtico de la Gloria. A lo anterior hay que añadir infinidad de iglesias, de placitas más su entramado de callejas;las rúas llenas de bares en los que picotear y tomarse ?unas tazas?. Además, los productos gastronómicos gallegos más granados, por ejemplo el marisco, suelen acabar en los restaurantes compostelanos.