Capturar un instante para siempre solo ocurre en una fotografía, en un cuadro o en las películas. Pero la vida está hecha de instantes que no duran para siempre, que no se pueden detener haciendo «click». Aunque en estas páginas David no parará en su empeño por demostrar lo contrario. Entonces el amor se convierte en esa imagen que anhelamos retener, entonces unos ojos, una piel, una noche se convierten en el «click» que el autor necesita para que se pare el tiempo para siempre. Y por eso insiste, y por eso recuerda y anhela y así va tejiendo sueños en estas hojas con fotografías y palabras. Así, mientras no se para el tiempo, cual Penélope, seguirá esperando sentado en la estación a un tren que no termina de llegar. Pero no está solo, más de 36.300 soñadores le siguen en sus redes sociales.