El punto de inflexión a la carrera de Faulkner llegó precisamente con la publicación del ruido y la furia (1929), una patraña moral sobre la crisis de valores que asoló el siglo XX. Escrita en un ataque de orgullo de creador, en contra del mundo editorial y de la crítica, fue aclamada desde el primer momento como una obra maestra de la narrativa moderna. Con el tiempo ha ido ocupando su lugar natural junto a las grandes piedras de toque de la modernidad, como Ulises de James Joyce o Mrs. Dalloway de Virginia Woolf. Situada al sur más profundo de Misisipi, la novella narra, con una sabia técnica de contrapunto, la trágica historia de la familia Compson, en otro tiempo próspera y ahora empobrecida y en plena decadencia, derrota por el alcoholismo, el sexo, la avaricia y la carencia de evolución personal.