En abril de 1916, Rilke escribe un poema en el Archivo de Guerra que sólo hoy, transcurrido ya más de un siglo, puede resonar en el auge de su eco profético: la Humanidad se ha precipitado en un submundo que ha alterado para siempre el entrelazamiento entre lo visible e invisible. Desde entonces, el rostro del mundo y el hábitat político han entrado en un período de metamorfosis que alcanza, en nuestro tiempo, un vértice de indeterminación suprema: la tecnopolítica se propone el abandono del planeta Tierra y la colonización del cosmos ante la amenaza de formas sin precedentes de guerra civil mundial, la Inteligencia Artificial es invocada según la liturgia de una implacable teología algorítmica. El sentido mismo de orden, hasta hace poco vocablo rector de la gramática política, ha visto caer todo su espesor. La era de las Revoluciones se extingue aceptando el crepúsculo de los cuerpos y las sexualidades ante la aparición de formas inéditas de soberanía global. ¿Cómo se han operado estas mutaciones? ¿Cuáles son los nuevos secretos del poder? Una indagación acerca de la historia de la metafísica en su alianza con la ciencia, así como sobre la teología política medieval y moderna, puede develar algunos de los misterios que encierran nociones tales como las de autoridad, poder espiritual o cuerpo sexuado. La incursión se torna tanto más necesaria cuanto que la emergencia de una cosmopolítica inasequible pone en entredicho el futuro mismo de una Humanidad que se encamina hacia un impensado destino epocal cuyos primeros contornos se intentan desentrañar. 10