Una tumba profanada. Un pueblo cuyos habitantes desaparecen. Un símbolo misterioso tatuado en una momia y en una joya de oro. A partir de estas señales, Isabelle Dethan teje una historia de misterio protagonizada por el príncipe Jaemuaset, el hijo del faraón Ramsés II, su ayudante Meresankh y su guardia personal, a los que da vida con sus acuarelas, cuyos tonos nos ayudan a sumergirnos en el mundo del Antiguo Egipto y perdernos entre los colores ocres del desierto y los hermosos azules del río Nilo.