«El reinado de Isabel se irá borrando de la memoria, y los males que trajo, así como los bienes que produjo, pasarán sin dejar rastro. La pobre Reina, tan fervorosamente amada en su niñez, esperanza y alegría del pueblo, emblema de la libertad, después hollada, escarnecida y arrojada del reino, baja al sepulcro sin que su muerte avive los entusiasmos ni los odios de otros días. Doña Isabel vivió en perpetua infancia, y el mayor de sus infortunios fue haber nacido Reina y llevar en su mano la dirección moral de un pueblo, pesada obligación para tan tierna mano». Pérez Galdós, B. (1906): «La Reina Isabel», en Memoranda, p. 33. Es en esta España del siglo XIX, tan perfectamente descrita por uno de los más prestigiosos escritores de todos los tiempos y culturas, don Benito Pérez Galdós, en la que reina Isabel II y gobierna el militar de turno, donde se desarrollan las páginas de esta novela, siendo cuatro sus personajes principales (dos de ellos con existencia cierta, Isabel II y Sor Patrocinio, y los otros dos imaginados, Abel y Teresa), además de varios otros secundarios, éstos casi todos reseñados en nuestra Historia por uno u otro motivo de mayor o menor importancia. Una novela en la que los intereses económicos, religiosos, sociales y políticos se van exponiendo junto a los amores de un hombre, Abel, con tres mujeres: Isabel II, Sor Patrocinio y Sor Teresa.