Si el alto nivel alcanzado por algunos cocineros gerundenses es ya por si solo toda una invitación al viaje por esta provincia, donde el mar y la montaña marcan sus límites, la belleza de sus playas, la famosa Costa Brava, y sus montañas, con tantas propuestas en invierno como verano, son el complemento perfecto para que nada falte al viajero que quiera perderse por sus tierras y sus aguas. La ciudad de Girona, con un precioso casco antiguo en el que destaca su catedral con su gran escalinata y su barrio judío, atrae cada día más visitantes, tantos como su costa. Y al hablar de su costa son cita obligatoria aquellos artistas que vinieron a ella en busca de descanso o inspiración, Marc Chagall o Foujita por ejemplo, pero quien realmente se lleva la palma es Dalí con su espectacular Museo de Figueres, de cuya creación se ocupó en persona, y su refugio en Port Lligat (Cadaqués) donde tantos artistas le frecuentaron, Lorca, Buñuel, Eluard. Visitada la montaña y la costa, en su interior se descubrirá, a veces a la sombra de los Pirineos y otras adivinando el mar en la lejanía, la belleza de la Garrotxa con su zona volcánica, el románico del pórtico del monasterio de Ripoll y el peso de la historia en el trazado de los pueblos de Besalú, Pals, Camprodon, Santa Pau o Monells entre otros muchos que conservan su aire medieval casi intacto.