En 1956, el señor Yaben, un ingeniero del Instituto Nacional de Colonización, idea un pueblo de colonización que construirán y habitarán presos en una inhóspita zona de las Bardenas. El proyecto no sólo servirá para que los reos rediman sus condenas, sino que además los convertirá en colonos de la región. La realización de esta utópica población, alegoría de la naturaleza de los sueños humanos, reunirá en el desierto de Navarra la condición humana en toda su desnudez, y se convertirá en una fábula de tintes bíblicos.