Todos nuestros pensamientos y emociones, y también todo lo que nos sucede, se produce en la superficie de la realidad. Más allá, permanece oculta y silente la inteligencia invisible que es testigo de todo lo que sucede. Esta inteligencia, también conocida como conciencia, es eso que siempre ha existido, es la fuente de todas las formas y acontecimientos, y de ella surgen todos los objetos, seres, lugares, pensamientos y emociones. Es algo que no se puede explicar con palabras, sino que necesita ser experimentado. Nuestra esencia es esa pura conciencia. Sin embargo, como tendemos a identificarnos con el ego, con la voz de nuestra cabeza, vivimos con una identidad que no es la nuestra. Cuando no estamos en el ahora, no experimentamos la realidad tal como es, sino que la vemos a través del filtro de nuestras creencias, pensamientos y emociones. De modo que, para descubrir quiénes somos, y encontrar la paz que tanto anhelamos, debemos distanciarnos del yo pensante, y de todas las ideas que tenemos de nosotros mismos, hasta llegar a la fuente, a la conciencia pura.