Una novela puede ser protagonizada por personajes reales. Y eso es lo que ocurre aquí, en las páginas de este libro donde Jorge Sanz Barajas nos muestra, con indudable talento literario, quiénes son el pintor Ciriaco Párraga y su compañera Amaya Hidalgo, cuyo nombre verdadero es otro porque la clandestinidad en la posguerra española le exige cambiarlo. La novela tiene como escenario Zaragoza, esa ciudad a la que llega Ciriaco Párraga en 1940 para trabajar con el fotógrafo Jalón Ángel, quien lo ampara, lo protege y le consigue el encargo de dos retratos muy bien pagados del generalísimo Franco, algo que le plantea un dilema: ¿puede un hombre de izquierdas, que ha sufrido la persecución y la cárcel, retratar al dictador? Ciriaco Párrga fue un excelente retratista que pasó una etapa de su vida en la capital aragonesa, donde expuso sus obras y en la que conoció, entre otros, a Pilar Bayona y José Camón Aznar. Volar alto nos cuenta todo eso, pero se detiene poderosamente en la inquietud y el miedo de sus personajes principales, unos sentimientos que conviven con el afecto, la amistad y el amor convertido en estribo que sostiene en los momentos difíciles.