Entre el destello, la obstinación del querer y el ánimo de crear mundo, Ángel Calle despliega una poesía atrevida, llena de creativdad y canto a la resistencia. «Nadie escapa de las primeras/ manchas que nos amoratan/ ni tampoco al aliento último/ y primero/ de la tierra.» Una poesía cercana al aforismo y completamente pegada a la tierra. «En la sierra, las personas/ habitan casas, no cláusulas:/ tienden a habitarse.»