La poesía de Enrique Gracia Trinidad funde en un mismo crisol formas clásicas y temas contemporáneos, tratados de una forma amablemente crítica, con la ironía y el desparpajo coloquial que caracterizan su estilo. Dentro de unos parámetros métricos que dotan de un ritmo musical impecable cada uno de sus poemas, sus libros reflejan una sensibilidad plástica muy acusada y buscan ante todo la complicidad del lector, con quien establecen un diálogo fructífero basado en la comunicación, principio fundacional de su posición creativa. Con Al final de la escalera, donde indaga sobre el sentido de la vida, obtuvo por unanimidad el XVIII Premio de Poesía Eladio Cabañero.