Durante la fiesta que Mario y Alicia celebran en su casa con motivo de la nueva exposición que exhibirá la pintora en los próximos meses, Carlos, el hijo de la pareja, desaparece a orillas del pantano. El pantano de Nueva Luarma, ese ojo oscuro que se tragara al antiguo pueblo en años de posguerra, es ahora un misterio fagocitador, un imán de leyendas y folklore alimentado por los nuevos habitantes de esta zona en la sierra de Madrid.