Queríamos ver arder el mundo y mirarlo desde la cama que nos contemplaba. Entonces me di cuenta de que no era el mundo quien ardía sino nosotros y lo que a mi me afectaba eras tú. No te podía hacer corpórea después de eso entonces te hice líneas y papel y te dejé plasmada en algún lugar por si al leerlo volvías a la cama. Y entonces sí, veríamos al mundo arder sin nosotros en las llamas.