´Peripecias en la vida de una joven esclava, escritas por ella misma´ (1861) de Harriet A. Jacobs es texto fundacional de la tradición literaria de mujeres afroamericanas. En primer lugar, y contrariamente a los textos de los escritores blancos, aquí no hay ´mammies´ alienadas que dediquen sus vidas al cuidado de niños blancos, ni mulatas agonizantes ante la certeza de que no pueden participar, por culpa de su gota de sangre negra, en las prebendas del Sur aristocrático. En segundo lugar, y contrariamente a las narraciones de esclavos escritas por hombres, en este texto no hay negras pasivas, que se pudran en un agujero o a las que se mutile, lacere el cuerpo y viole, o a las que se les impida hablar con un hierro en la boca, ni tampoco esclavas que alcancen la libertad con un gesto heroico. Aquí, al contrario, aparece una esclava que emprende una contienda contra todas las representaciones distorsionadas anteriores y contemporáneas de la mujer negra. Aquí se oye la voz de una esclava que habla a su hija de cómo enfrentarse a la violencia, para que ella misma aprenda a rebelarse, para que jamás se someta ni pierda noción de su identidad como negra y como mujer. Pero, además, como texto emblemático y como producto literario derivado de unas determinadas relaciones entre el racismo blanco y la sexualidad negra, la obra de Jacobs incorpora la tensión entre el deseo de su autora por privilegiar su experiencia y las restricciones que sufre, al sólo permitírsele hablar con un discurso rígidamente confinado por unas creencias determinadas acerca de la naturaleza de la feminidad de la afroamericana.