En La ciudad de los constructores de violines, celebrado por la crítica de su país como uno de los títulos fundamentales del poeta danés Henrik Nordbrandt, cuya escritura es siempre un ejemplo de atención al detalle, de sensualidad de la palabra elegida. En sus poemas, como si estuviéramos ante un maestro antiguo de la pintura, sabemos siempre cuál es la luz y cómo incide sobre el objeto del poema, cómo de madura está la fruta y cuál es el gesto de quienes en ellos comparecen. En La ciudad de los constructores de violines esa luz se orienta fundamentalmente al campo de las relaciones amorosas. Un libro sagaz y plural, capaz de encontrar melancolía en el erotismo y hondura en la fugacidad.