Un grito jubiloso y comprometido de la autora, un reclamo al lector para que despierte y vea la multitud de paralelismos que se pueden establecer entre las personas y los árboles, en su anatomía y su funcionamiento individual así como en su comportamiento colectivo. Un texto lírico que se construye como un elogio de la naturaleza y que concita al lector a entrar en acción bajo el lema: «¡Sé un árbol! Juntos somos un bosque». En las páginas finales se ofrece información sobre la anatomía de los árboles y sobre cómo podemos colaborar para fomentar su cuidado. Un alegato en favor de la naturaleza y la coexistencia respetuosa con los seres vivos que se cierra con un epílogo del prestigioso naturalista Joaquín Araújo.