El 15 de marzo de 2020 será un fecha recordada por todos. Ese día, millones de personas nos encerramos en nuestras casas por orden gubernativa, para intentar evitar la expansión de un enemigo invisible que llegó de repente y en poco tiempo vació las calles y llenó los hospitales y las morgues. Ese día, con 6300 infectados y 190 fallecidos, una sociedad confinada, adormecida y atónita, recibió una bofetada de cruel realidad que la llevó a refugiarse en sus balcones, viviendo una insólita situación para la que nadie la había preparado: un encierro domiciliarioy un estado de alarma general por primera vez en democracia. Las élites económicas, los políticos, los empresarios, los trabajadores y los más desfavorecidos compartieron por primera vez algo. El miedo, la incertidumbre, la desconfianza, las noticias falsas y las acusaciones conformaron un lienzo que pintamos sin ser conscientes de ello entre todos. Pero unos eligieron el cubismo, con su geometría y aristas y sin perspectiva clara, otros el impresionismo, a pinceladas de colores puros, algunos el expresionismo con tonos violentos y deformadores de la realidad, pocos optaron por el realismo y los más numerosos abrazaron el surrealismo sin concesiones. Afloró lo peor y lo mejor de cada uno. Este es el diario de una persona de a pie, crítica, que observó y tomó buena nota de cómo cambió nuestra existencia a nivel individual, familiar, social y político, transformando la vida en el planeta en una vivencia extraña más propia de una película futurista de ciencia ficción, durante la que se libra una supuesta batalla contra un virus que en ocasiones se pretende ganar a cañonazos. Una crónica diaria desde Zamora pero con la vista puesta en el mundo de esos 71 días del primer confinamiento (que me temo no será el último) y lo que parece ser el principio de algo desconocido y desafortunadamente no muy agradable. Para unos, siempre quedará la opción (ya es posible) de embarcar en un gran crucero o en una increible aeronave sin destino, con el único objetivo de regresar al punto de partida. Otros se hartarán de tomar tierra.