Septiembre de 1868. La reina Isabel II y su esposo Francisco de Asís pasan los últimos días del verano en la costa vasca. Ella, ajena a la situación política, disfruta en compañía de su amante, Carlos Marfori, mientras su marido se esfuerza en complacer a su gentilhombre, Antonio Ramos Meneses, con objeto de mantenerlo a su lado. La reina se siente dueña de su destino. El rey, en cambio, experimenta las tensiones de una relación equívoca que le desasosiega. De un día para otro, aquella engañosa normalidad se resquebraja. El estallido de la revolución los obliga a exiliarse en Francia. Sometidos a intereses ajenos, el alejamiento del trono los transforma. Por primera vez en su vida se ven forzados a enfrentarse a sí mismos.