Este libro aborda uno de los aspectos fundamentales de los procesos de nacionalización: la construcción de un espacio y un tiempo que sirviera de escenario para el deambular de la nación, sus héroes, sus gestas y su carácter a lo largo de los siglos. Estas narrativas espacio-temporales se gestaron en el siglo XIX en paralelo a la consolidación de los estado-nación y a la paulatina profesionalización de historiadores y geógrafos, que contaron la historia patria, proyectaron científicamente su mapa y trazaron sus fronteras. El proceso presentó en la península ibérica ciertas singularidades. A mediados del siglo XIX, tras las pérdidas coloniales, las crisis políticas, el atraso económico o la leyenda negra, y en un período en el que el mapa de Europa estaba siendo transformado por secesiones y grandes movimientos unificadores como el italiano o el alemán, diversos intelectuales, políticos y artistas plantearon, desde diversas tradiciones políticas, la unión, federación o acercamiento entre España y Portugal como mecanismo de regeneración nacional. Los iberismos, vistos hoy como utopías, centraron los debates id