Entre 1836 y 1840 (los años de la primera guerra carlista, la desamortización y la primera regencia), George Borrow viajó por cuenta de la Sociedad Bíblica británica con el objeto de difundir el Nuevo Testamento en una edición sin comentarios y accesible para todos. La vocación apostólica de «Don Jorgito el inglés» (por ese nombre era conocido en Madrid) le permitió recorrer media España y ser protagonista o testigo de múltiples incidentes -encuentros con bandidos, arrestos y detenciones, conspiraciones de gitanos (ocupados de los misteriosos «asuntos de Egipto»), amenazas de muerte- cuyo recuerdo vertió, a su vuelta a Inglaterra, en "La Biblia en España", libro que alcanzó de inmediato gran éxito y difusión. Manuel Azaña, traductor y prologuista en 1921 de la edición española, señala el novelesco interés de muchas aventuras, que parecen propias de un libro picaresco, pero por encima de todo destaca su carácter de obra de arte, de creación, que lo sitúa entre los mejores libros de su género.