El feminisno de Flora Tristán es de raíz ilustrada, presupone por tanto unas reivindicaciones y un proyecto político que solo pueden articularse a partir de la idea de que todos los seres humanos nacen libres, iguales y con los mismos derechos, pero toma cuerpo en el periodo inmediatamente posterior a la Revolución Francesa, a una derrota amarga, y seguramente inesperada, del feminismo. Tras ella, las mujeres no podían subir a la tribuna pero sí al cadalso. Manteniendo la continuidad con el pensamiento de autoras anteriores (Mary Wollstonecraft, entre otras), Tristán imprime a su feminismo un giro de clase que en el futuro daría lugar al feminismo marxista. Al tiempo, se emparentaba con las corrientes críticas a las que se ha denominado "socialismo utópico", pero teorizando ya la necesidad de una Unión Obrera, de un partido obrero. Parece claro que muchos de sus planteamientos (feministas y socialistas) carecen todavía de respuesta y que el matrimonio entre marxismo y feminismo puede haber tenido una convivencia poco afortunada, pero las ideas de Tristán siguen siendo necesarias para entender y transformar el mundo en el que vivimos y pensamos. Han sido sus tesis feministas las que han garantizado a Flora Tristán un puesto en la historia del pensamiento. "Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer", escribió en 1843 en su obra más conocida, Unión Obrera.