ùNo olvide que también hay un elemento erótico implicado. Vestido con ropa raída, este joven, perdido en la masa, no hubiera sabido atraer las miradas femeninas. Dadle, en cambio, un uniforme, hacedlo marchar a paso marcial al son de las flautas y los tambores, y le veréis inflar el pecho y su mirada tornarse más orgullosa al encontrar a esas jóvenes. Por desgracia, el prestigio del uniforme no son palabras vacías.Asimismo, Hitler supo sacar estupendo partido del progreso de la tecnología para incorporarla a su propaganda política, y la verdad obliga a decir que tuvo un éxito impresionante. Supo utilizar los aviones, los altoparlantes, los inmensos y modernos estadios. Comprendió la embriaguez que producen las masas, por su sola presencia: no es necesario derrochar elocuencia para hablarle a treinta mil, cincuenta mil, ochenta mil personas con el mismo nivel de entusiasmo.Stefan Zweig, 1933.