El pingüino Adán y su amigo Pierre Poulpete emprenden un fascinante viaje por los mares del planeta a bordo de un iceberg. Con humor, ternura e ironía esta historia trata de forma sutil algunas contradicciones de la sociedad actual y, como metáfora de la soledad, crea escenarios de singular belleza. Hay que añadir también que es una llamada a la responsabilidad de la familia humana para preservar el entorno.