Los cuentos de Irène Némirovsky responden al revuelto y belicoso mundo de la Europa de la primera mitad del siglo XX. Sus personajes luchan contra su destino en un ambiente teñido unas veces de crueldad;otras, de melancolía, con un pasado que siempre está presente. Por un lado, su exilio de Rusia debido a la Revolución de Octubre, su pertenencia a lo que entonces se llamaba «raza» judía, las secuelas de la Primera Guerra Mundial y la amenaza de la Segunda marcan sus novelas y relatos;por otro lado, la burguesía francesa a la que terminó por incorporarse le hace cambiar el registro de la mayoría de estos cuentos, que analizan relaciones amorosas dominadas por la nostalgia o la tristeza en un mundo que se desmorona.