Hay relaciones esporádicas que marcan para toda la vida. La relación personal entre el periodista Pablo Suero y el escritor Federico García Lorca fue de este orden. Su tiempo compartido se desarrolló durante los meses que van de octubre de 1933 a marzo de 1934, es decir, durante la estancia de García Lorca en Buenos Aires, y, casi dos años después, durante unos pocos días en febrero de 1936, cuando Pablo Suero, importante periodista cultural de origen asturiano, viajó desde la Argentina hasta España y estuvo presente en las elecciones que dieron la victoria al Frente Popular durante la Segunda República. Fuera de esos dos momentos puntuales, apenas se cartearon ni tuvieron relación más allá del recuerdo de la amistad que se profesaban y unos cuantos amigos en común, pero para Pablo Suero el encuentro con Federico García Lorca el día 13 de octubre de 1933, cuando el escritor granadino llegó a Montevideo para cruzar muy poco después el Río de la Plata hacia Buenos Aires, fue algo providencial, puesto que de alguna forma le hizo adquirir un modesto asiento al lado del mito en el vagón de la posteridad. Pablo