En un momento vital complicado y con muchas cosas en la cabeza, una estudiante de magisterio decide romper con todo y cruzar fronteras, mudándose temporalmente a lo que ella describe como «el fin del mundo», y que no es otra cosa que un pequeño pueblo desconocido enmarcado en el desierto del Sáhara. Allí, gracias a la presencia de seis niños y de una naturaleza sin límites, tendrá la oportunidad de poner en práctica todo lo que sabe de la educación y del género humano y, tal vez, incluso de llegar a entenderse a ella misma.