"La historia nos enseña que las ciudades siempre han sido blanco del ataque del adversario por diversas razones. Sun Tzu advertía de los retos de tomar ciudades y prevenía a sus lectores de que asaltar una ciudad fortificada es la peor táctica, dados los costes que supone en tiempo, efectivos, bajas y material. Esta máxima se ha transmitido a muchos ejércitos modernos, que siguen queriendo evitar las operaciones urbanas a gran escala. Sin embargo, aunque los estrategas lo desaconsejen y los ejércitos y los generales prefieran evitarlo, la naturaleza de la guerra ha exigido que los ejércitos ataquen y defiendan ciudadesà y que lo hagan bien si quieren conseguir la victoria. El mariscal De Tavannes hablaba ya en el siglo XVI de atacar «el corazón y las entrañas» de los grandes imperios y potencias, refiriéndose a las capitales y ciudades principales. A lo largo de la historia, las ciudades han sido siempre el centro de ciertas operaciones militares: asedios, combates callejeros, golpes de estado, mantenimiento e imposición de la paz, u operaciones de estabilidad y apoyo. Sus características físicas e infraest