Este libro no es un tratado de filosofía. El autor piensa como quiere para que cada uno pueda pensar como quiera. Al igual que muchos de los que vivieron el Mayo del 68, Picard no reniega de su juventud, pero ahora defiende una idea más clásica de la cultura y de su aprendizaje, que considera que debe basarse en el estudio de los grandes autores. Georges Picard cree que la vitalidad del pensamiento vale tanto como las conclusiones a las que este conduce y defiende una concepción desilusionada pero dinámica del hecho de pensar. En sus ensayos lúcidos y sutiles, ágiles y agudos, analiza la "condición humana": la ilusión, la estupidez, la locura, el humor, la importancia de la literatura en nuestras vidas.