Hace treinta años, el continente más guerrero de la historia perdió una histórica oportunidad de enmienda. La guerra fría se cerró en falso y hoy nos cobra una factura bélica. Asistimos a una criminal agresión imperial rusa rodeada por la habitual presunción de inocencia hacia las fechorías que la propiciaron. De nuevo la ausencia de medios independientes impide toda perspectiva sobria de una crisis internacional. La época de los imperios combatientes se cobra la destrucción de una nación soberana. Las palomas blancas de la paz y la dignidad están cansadas en una Europa hipotecada. Ucrania como víctima y una potencia nuclear en serio riesgo de turbulencias. De un peligro a otro. De una ceguera a otra. De una guerra fría a otra caliente de la mano de la OTAN.