**La verdadera noche es luz**. Palabras hermosas y, a la vez, paradójicas, que evocan el misterio y la belleza del amor de Dios en un mundo herido por el pecado. La pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret cambia el sentido de la historia y del Cosmos. El rostro deforme y llagado de Cristo en la Cruz es por el amor la Belleza hecha carne que atrae a toda la Creación, dándole un sentido que salva de la Muerte a la Humanidad entera. Se ha roto al fin, el muro del pecado, y la paz de Dios se extiende como río ancho y sereno por la faz de la tierra (cfr. Is. 48, 18). á Toda la vida interior se podría condensar en la capacidad de abrir los ojos a la presencia de Dios en el alma y en la existencia, en revivir, cada uno a su manera, la experiencia de Juan al reconocer al Maestro en aquella escena evangélica de la segunda pesca milagrosa (cfr. Jn 21).