María Magdalena se publicó en 1880 bajo la firma de Rafael Luna. Hoy se sabe que ese nombre era el pseudónimo que utilizó la escritora Matilde Cherner. Cherner fue la primera escritora adelantándose a La desheredada´ de Benito Pérez Galdós que tuvo el valor de criticar en España el carácter institucional de la prostitución y la mercantilización del cuerpo de la mujer. Con firmeza, la autora nos traslada la falsa moral, la vergüenza pública y la hipocresía de un mundo que tolera, consume y consiente la esclavitud de las mujeres. Con una prosa llena de simbolismos, nos dibuja la figura de una proxeneta que toma el testigo de la célebre Celestina. La protagonista, que transmuta en la sabia Aspasia, nos acerca la imagen de la primera prostituta, María Magdalena. Una muchacha tímida que se ve arrastrada, por una sucesión de desdichas, a ser una de las chicas de la casa de putas de la Salamanca de finales del siglo XIX. Como bien aventura Mabel Lozano en su prólogo, la autora nos escupe la cuestión: ¿Acaso son personas las putas Unas reivindicaciones que siguen vigentes hoy en día. En el momento de su publicación y debido a su contenido político, considerado escabroso por salir de la pluma de una mujer, el libro se enterró en el silencio.