«Cuando no se presenta ninguna catástrofe, avanzamos sin mirar atrás, clavamos la vista en la línea del horizonte, de frente. Cuando surge un drama, damos marcha atrás, volvemos para rondar por allí, llevamos a cabo una reconstrucción. Queremos entender el origen de todos y cada uno de los gestos, de todas y cada una de las decisiones. Rebobinamos cien veces». Brigitte Giraud, "Vivir deprisa" El martes 22 de junio de 1999, Claude, la pareja de Brigitte Giraud, sufrió un accidente de circulación, de resultas del cual falleció en el hospital esa misma noche. Más de veinte años después, la autora, impelida a vender la casa que compró con Claude poco antes del accidente, decide «hacer por última vez un balance» que le permita «cerrar la investigación», para lo cual reconstruye todos los hechos, circunstancias y decisiones que llevaron a que su pareja chocara con la moto que conducía contra un coche. Si el abuelo de la autora no se hubiera suicidado, o si Stephen King hubiera fallecido en un accidente que sufrió en 1999, o si la canción que Claude escuchó antes de salir del trabajo para ir a buscar a su hijo a la salida del colegio hubiera sido más corta (por citar solo tres de los hechos que reconstruye Brigitte Giraud), Claude, que conducía una moto potentísima que no era suya, sino del hermano de la autora, no habría chocado, a las cuatro y veinticinco de la tarde del 22 de junio de 1999, contra el 2CV que conducía Denis R. De esta forma, en "Vivir deprisa", con la que obtuvo el Premio Goncourt en 2022, Giraud nos muestra que hasta la decisión en apariencia más intrascendente o el hecho más ajeno en principio a nosotros pueden tener consecuencias imprevisibles y funestas para nuestra vida.