Una niña pasea por un bosque. Observa los árboles, la naturaleza. Una vez en casa, la luz del atardecer entra por los cristales. El bosque sigue ahí, den-tro y fuera, queriendo jugar con ella mientras dibuja o juega con su perro? A la hora del baño, de la cena, del descanso y el sueño, la naturaleza consi-gue colarse en el interior del hogar para recordarle, de forma sutil, maravi-llosa y mágica, que siempre está ahí: en la silla de madera que nos sostiene, en el aroma del pan caliente, los trinos, los silbidos del viento, e incluso en el «suave peso de nuestro gato». Deborah Underwood narra con sencillez y claridad una historia que es al mismo tiempo intimista y reveladora. Su lirismo se entrelaza con las evo-cadoras ilustraciones en tinta y acuarela de Cindy Derby, para construir un canto a esa naturaleza que somos, a pesar de los muros. No hay bosque ni ser vivo aislado: «¿Dónde estás tú? El bosque espera».