Uno se acerca a lo innombrable cauto y en silencio. Uno debe aproximarse con amor y temor. Amor y temor que flotan, como humo blanco, en Creación y Vacío. Su revelación rompe el paréntesis. Y quisiera, como dice la Cábala, que vendrá en un tiempo futuro el descubrimiento de lo que dice la oquedad que deja la letra, leer lo blanco que esconde, aquello que un día será descubierto. Pero que mientras: abre, inaugura, celebra el retorno, no sólo de los desterrados de Sefarad, sino de los que quedaron enterrados en olvidos bajo el mandato de la inquisición del silencio.