¿ No somos un país, somos un laberinto¿ dice Leonardo Padrón en una de las magníficas crónicas de este libro. Y, página tras página, se entrega a explorar y narrar, a hacer visibles, todos los vericuetos y pasadizos de la historia más reciente de Venezuela. Tiempos feroces puede leerse como un diario, íntimo e imprescindible, de un país que se derrumba. De la anécdota cotidiana al análisis político, con lucidez pero también con humor y ternura. Padrón indaga y registra la realidad, buscando siempre contarla de otra manera, creando una voz y un lenguaje desde las heridas. Sabemos gracias a Hannah Arendt que el totalitarismo se alimenta del aislamiento y de la soledad. Este libro, entonces, es una oportunidad para el reencuentro, una forma de recuperar la memoria. Con una prosa excepcional, Leonardo Padrón nos invita a comenzar a salir del laberinto desde las palabras, pronunciando juntos nuestro propio relato.