Hace falta algo más poderoso que la esperanza o la barricada para transgredir la línea del relato. Hace falta del deseo por reunirse, por encontrar la cooficialidad de la neoperformance una de cuerpo no dado, no representado, no captable, para entender que todo el mundo repite «fuego» pero nadie habla sobre el mismo fuego. El Estado de excepción que impones, el de las demandas que oculta el acudir a la mani de la mano, no escribir sobre lo escrito, no conceder pausa;en fin, bien me recuerda a aquella noche aceleracionista apilada en su contradicción de ser lo de siempre bajo la posibilidad de mostrarnos otras. [del prologo de Rodrigo García Marina]