Es bueno reconocer que la bondad prevalece y que la luz siempre llega a todas partes, a pesar de la iniquidad de algunos corazones. Cuando más espesa es la bruma en el bosque de árboles verdes, más pronto llega el viento con su fuerza sutil para limpiar todo. Mientras dura el invierno, migran las aves en busca de claros que permitan ver el azul profundo del cielo y extender las alas para alzar el vuelo. También las personas se mueven en busca de aires frescos, manteniendo viva la esperanza de volver al mismo lugar que han dejado atrás. Con especial cariño y consideración dedico este mi cuarto poemario a las personas migrantes del mundo, a quienes escapan del horror de la sombra y van en busca de una tierra prometida. A ellas mi talento y la fuerza de mis versos, para ser una voz de esperanza y de aliento en sus vidas. Juan Carlos Duarte Sequeira