Este libro pretende mostrar, entre otras cosas, las diferentes historias que he vivido durante mi trayectoria laboral como cartero, siempre en la calle y repartiendo a pie. Cuando empecé a trabajar en Correos, los carteros y las cartas formaban parte de la rutina diaria de las personas. La sociedad no iba tan rápida como ahora, y el hecho de recibir una carta tenía mucho más significado que el que tiene hoy en día.He sido cartero en Formentera, Mahón, Barcelona, Andorra la Vella y Valencia. Pero, sobre todo, he sido «el carter» durante casi treinta y tres años del mismo barrio y del mismo vecindario en Valencia. En este libro hago memoria y recupero vivencias y anécdotas.Patear la calle, conversar con los vecinos y amigos del barrio, observar a la gente de alrededor Siempre he tenido la sensación de estar asistiendo a una obra de teatro, incluso de ser partícipe de ella. La huella que algunos de los personajes de esta representación me han dejado me ha marcado profundamente.También han sido muchos años de compartir sucursal con casi los mismos compañeros y compañeras de Correos. De puertas para adentro, ha habido situaciones curiosas, personajes peculiares, despedidas y celebraciones (hasta nos inventamos San Viernes).De aquellas pesadas carteras de cuero, hasta los carros de hoy, de escribir con bolígrafo en un libro los datos de un certificado, a leer un código de barras con una máquina. Curiosidades del mundo postal, los Carteros Sabios, carteros de cine ytelevisión, algo de Historia, etc. Reflexiones al final de mi carrera como cartero, que a la vez muestran cómo ha evolucionado la sociedaden cuatro décadas.Todo empezó el verano de 1979 en Buñol y acabó cuarenta años más tarde en Valencia.
