Antonio Linares Rodríguez, médico de profesión, nos presenta una obra autobiográfica donde combina la narración de algunos de los hechos concretos acaecidos a lo largo de su vida con reflexiones sobre cuestiones que importan o pueden importar a cualquiera, independientemente de dónde haya nacido y dónde resida: la fe, el amor, la vejez, la vida o la muerte. Y ambas cosas las hace con habilidad y maestría, con sutileza, como ofreciéndoselas al lector en pequeñas dosis y de manera alternativa, para que el lector las asimile mejor y las disfrute más.Tanto la narración de los hechos que rodean su vida en una pequeña aldea gallega (las penurias económicas de su familia, la infancia, las tareas del campo, las tradiciones populares, el gallego como lengua materna) como la descripción de algunos de los personajes que rodearon su vida (Ratapón, su madre, su padre, su abuela, su primer amor) o las reflexiones que desarrolla a lo largo de la obra (la fe, la enfermedad, la vejez, la vida y la muerte) enganchan y por momentos sobrecogen. Quizás porque todo ello Antonio Linares Rodríguez lo sabe hacer sin dramatismos de ningún tipo. Sin darse importancia. Con sutileza, dulzura, cercanía y verdad.