Blanca Varela ha hecho de su poesía la expresión única de un espíritu de nuestro tiempo, no el complaciente y amante del éxito, sino el que de manera descarnada y sin engañarse encara la vida, consciente de la soledad y de las carencias que ella implica, de ahí la impresión de aspereza que se va acentuando en su lenguaje. La suya es una extraordinaria poesía, labrada poco a poco, ciñéndola, haciéndola hablar hasta con el silencio.