Fray Martín de Castañega escribió esta obra por encargo del Obispo de Calahorra y La Calzada, Alonso de Castilla, y dirigida a visitadores, curas, clérigos y personas "simples" para apartarlos de sus errores, engaños e ignorancia respecto a las supersticiones y hechicerías. Para tal fin acudió a fuentes clásicas, considerando que "en los antiguos está la sabiduría". El propósito de esta obra no es otro que la comparación entre la iglesia católica y la diabólica, la denigración de los comportamientos supersticiosos y la explicación racional para determinados sucesos inexplicables.