Pablo, casado y con dos hijas, tiene una amante, Lucía. En cada encuentro con ella, una palada de culpabilidad se deposita en su mochila por el hecho de serle infiel a su esposa. Tal es así que dichos encuentros se convierten en contactos sexuales casi adolescentes para intentar de alguna forma calmar su culpabilidad. Lucía, enamoradísima, le perdona la extraña situación, aunque le va advirtiendo de que tiene que madurar y empezar a decidir por sí mismo. Amparo es una mujer que vive en casa de su madre con un hijo, disminuido psíquico, de un matrimonio fallido. Lleva muchos años trabajando en una cafetería y la monotonía es lo habitual en su vida. José, el compañero, vino a la ciudad huyendo de su pueblo con el objeto de licenciarse en físicas, estudios que abandonó, y ahora está atrapado en el mismo trabajo que ella. En ambas historias, sólo la muerte traerá del brazo, la solución a los conflictos existenciales de los personajes.