Es una narrativa fantástica, habla de sueños que ululan por la penumbra de un taumaturgo, interactuando con niños, cuyas habilidades natas de leer cerebros les permite vivir una leyenda de campo, con acceso a magia y realidad. Describe la ambición que buenos y malos fecundan para subsistir, haciendo confluir vivencias asombrosas, inventivas imposibles e intereses sociales del pueblo, donde se cree todo cuanto la fantasía aflora de los humanos. Al final los niños lectocerebros viajan y dejan la esperanza de volver, en contraposición al viaje actual de los cuentos, que escapan del retorno con el olvido.En un pueblito del Ecuador, hay un taumaturgo que llega cargado de sueños para las tertulias. Es un milagrero que sustenta una pócima, en versos y parrafadas, para enrojecer sus cafetales.